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Opinión

Cartas al Centro Histórico | Café La Pagoda

La Pagoda es uno de los primeros cafés de chinos que surgen entre los años 20 y 40 en nuestro país, aunque inicialmente se llamaba Café París

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Feria de los Barrios del Fideicomiso de Centro Histórico

La Pagoda es uno de los primeros cafés de chinos que surgen entre los años 20 y 40 en nuestro país, aunque inicialmente se llamaba Café París. En estas cafeterías se ofrecía tanto comida china como mexicana a muy buen precio. Y donde siempre el pan y el café con leche son de las principales especialidades.

Para los años 90 el café fue adquirido por los mismos dueños del café de chinos “El Popular”, con la idea de crear una sucursal de ese lugar en donde los paseantes del centro comieran rico y barato. Durante pocos años se llamaron igual que la casa matriz. Pero pronto el lugar adquirió un espíritu propio, se independizó y fue bautizado como Café La Pagoda.

Y así a lo largo de casi 30 años se ha convertido en lugar de tradición tanto para los habitantes de la CDMX como para turistas nacionales y extranjeros, quienes comprueban su reputación al saborear múltiples platillos y bebidas. Los extranjeros nos han dicho que “México vive en su cocina. Y vive muy bien.

Mención especial merecen en la construcción de la historia profesional del establecimiento, las aportaciones recibidas por parte el Mtro. Yuri de Gortari quién hasta sus últimos días de vida disfrutó de merendar con pan dulce y plátanos fritos de la Pagoda.

Los platillos estrella son la carne asada a la tampiqueña, la cecina (que ees traída directamente de Yecapixtla), las enchiladas suizas, una gran variedad de chilaquiles, el bacalao a la vizcaína y las grandes milanesas con papas.

En las mañanas hay múltiples opciones para desayunar, todas acompañadas del tradicional café con leche de chinos. Que se sirve en un vaso y se llena a gusto del cliente con la leche caliente y el café concentrado.

Al medio día para la hora de la comida, hay menú de tres tiempos con amplia variedad de opciones para satisfacer cualquier paladar. Por las tardes y noches puedes disfrutar del típico pozole rojo.

La insignia de La Pagoda es sin duda el pan de dulce. Siempre fresco porque se elabora en nuestros hornos con ingredientes de la más alta calidad: el bísquet, el taco de piña y el chuz (pan relleno de crema pastelera y espolvoreado con azúcar glass), queretanas de queso Filadelfia, niño envuelto, chino de nuez, cubilete de queso, orejas, conchas, cuernos, ojo de buey, bigotes, chocolatines, entre otros muchos.

Hay delicias que La Pagoda solo ofrece por temporada. Como el pan de muerto, la rosca de reyes y un panqué de piñones rosas, almendras y avellanas (que se vende sólo en temporada navideña), el emblemático Chile en nogada en los meses de agosto y septiembre. O las tortas de viandas navideñas como lomo enchilado, pierna al horno o bacalao.

Así es saborear el Centro Histórico.


Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de Capital 21 o C21Noticias

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Cartas al Centro Histórico | La Calle de las Novias

La famosa Calle de las Novias se encuentra ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en el barrio La Lagunilla

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La famosa Calle de las Novias se encuentra ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en el barrio La Lagunilla. Esta es recorrida por miles y miles de novias que en algún momento de su vida se dan la vuelta y han encontrado el vestido de sus sueños en este encantador lugar.

La Calle de las Novias también es conocida con el nombre República de Chile, que es la nomenclatura oficial y es continuación de Isabel la Católica. Esta hace esquina con otra calle llamada República de Honduras, en donde se encuentran actualmente distintos diseñadores de moda que luchan por rescatar y mantener viva la tradición de crear vestidos para fechas importantes en México.

Los locales comerciales que se encuentran en estas calles venden además toda una serie de artículos para las mujeres que se visten de manera especial para sus eventos festivos de boda o XV años; como los rosarios, las biblias, los ropones, los ramos, los zapatos, los trajes de los acompañantes y telas. Pero principalmente vienen a escoger los vestidos de novia y XV años, que son dos tradiciones que por fortuna siguen vigentes en nuestro México.

También estas calles son visitadas por turistas extranjeros desde hace muchos años, ellos admiran la creatividad de nuestros diseñadores y artesanos como parte importante del Centro Histórico. Además nos visitan compradores de diferentes partes de nuestro país, quienes siguen buscando aquí el vestido ideal para sus eventos.

Este texto es original y no ha sido modificado. Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de Capital 21 o C21Noticias
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Cartas al Centro Histórico | La Fonda mi Lupita y su receta de ‘mole nupcial artesanal’

Llevo más de 23 años cuidando nuestra receta y el negocio de mi familia. Mis padres murieron, así que ahora yo me mantengo al frente

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La Fonda mi Lupita se encuentra en el Buen Tono, el barrio gastronómico del Centro Histórico, donde se encuentran el Mercado San Juan y las tiendas de enseres y equipamiento para restaurantes.

El negocio comenzó hace mucho tiempo cuando la familia de mis tíos vendía birria, hasta que mis papás se hicieron cargo y decidieron cambiar de especialidad. Comenzaron vendiendo comidas corridas entre semana, pues el barrio es muy concurrido; estamos a espaldas del Metro Salto del Agua y venían muchas personas. Pero faltaba algo para los fines de semana, así que decidieron probar con la receta de mole de la familia. Así se comenzó a preparar el mole nupcial desde año de 1957.

Receta de ‘mole nupcial’

Mi papá fue don Rosendo Gutiérrez, él era originario de Santiago Tianguistenco y su esposa, mi mamá, Doña Jovita Zetina, originaria de Ocuilan de Arteaga, ambos municipios del Estado de México. Para la receta del mole fusionaron las recetas de mole que en respectivas familias tenían, creando así uno nuevo al que le llamaron “nupcial”, pues surgió del matrimonio culinario de las dos recetas.

Para prepararlo hay que cuidar que cada uno de los 20 ingredientes sean tostados, fritos y cocinados con el mayor esmero y de la forma tradicional. Se muelen y la pasta se sazona para tenerlo listo para usar. Los chiles los compran en la Central de Abastos de Toluca o en el estado de Zacatecas, pues usamos chile mulato recién seco, esa frescura le da el sabor especial a nuestra receta. Lo servimos aquí como platillo y también lo vendemos en frascos para llevar.

Para el 15 de diciembre también preparamos chiles en nogada con su receta original y es el único día que los ofrecemos, para darles la dignidad que merecen. Y para Navidad y Semana Santa cocinamos los romeritos con nuestro propio mole y también bacalao a la vizcaína.

Yo comencé a trabajar de manera esporádica en el negocio de mi familia a los 13 o 14 años. Conocí desde ese entonces las recetas y la forma de trabajar en el negocio. Hasta que me casé a los 21 años y me incorporé de manera formal al trabajo en el negocio. Llevo más de 23 años cuidando nuestra receta y el negocio de mi familia. Mis padres murieron, así que ahora yo me mantengo al frente, esperando a nuestros clientes todos los días de la semana.

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Cartas al Centro Histórico | El Gran Cazador México

“Tenemos hamburguesas de jabalí, cocodrilo o venado. Además de preparar los insectos con las recetas tradicionales”

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Es una carnicería muy especial en el barrio Buen Tono del Centro Histórico. Fue fundada hace 47 años por mi madre María de Lourdes García Villagrán. Una mujer mexicana que con tres hijos y la necesidad de sacarlos adelante, que puso en un inicio una pollería que sería el comienzo de una empresa mexicana dedicada a la venta de carnes y de productos prehispánicos.

De la pollería original, con el paso de los años se convirtió en una carnicería muy diferente a todas las demás, pues ofrecemos carnes exóticas. Vendíamos cabritos, lechones, conejo, lo tradicional de hace muchos años. La familia creció y de ser tres hermanos pasamos a cinco. Yo soy Fernando Velázquez el mayor de los hombres, aprendí bien el oficio y con los años de experiencia junto a mi madre me convertí en el director general. Ella se fue a Playa del Carmen y surte a los grandes restaurantes y hoteles.

No solo vendemos las carnes, pues a base de muchos años y de mucho trabajo logramos abrir nuestro propio restaurante dentro del emblemático y antiguo Mercado San Juan Pugibet. Nuestros padrinos en la inauguración fueron Yuri de Gortari y Edmundo Escamilla y nos dio mucho gusto contar con su respaldo, pues muchas personas que los conocieron venían y vienen a comer con nosotros o a comprar los ingredientes para la cocina prehispánica.

Nosotros nos especializamos en la venta, preparación y elaboración de alimentos exóticos. De los insectos vendemos hormigas chicatanas, escamoles, chapulines, ahuautle, acociles, entre varios más. Pero muchos clientes nos comentaban que no tenían capacidad para cocinar todas las carnes o productos y fue por eso que decidimos abrir el restaurante. Tenemos hamburguesas de jabalí, cocodrilo o venado. Además de preparar los insectos con las recetas tradicionales.

En la familia se dedicaron al comercio desde mis abuelos, y hoy en día mi hijo ya forma parte del negocio pero con una nueva visión, pues estudió comercio internacional y va transformando poco a poco la forma en que operamos el negocio. A veces nos confrontamos, pues yo tengo la experiencia y él la teoría. Pero al final nos complementamos y las cosas van avanzando bien.

Por ejemplo, con las carnes de león, jabalí o cocodrilo hacemos hamburguesas. Pero en vez de hacer una grande mi hijo sugirió hacer tres pequeñas para que un comensal pueda probar las tres diferentes. Y preparamos los complementos de salsas y aderezos de las hamburguesas. Todo eso se suma a las recetas tradicionales de la cocina mexicana que preparamos. Y se hacen muchos videos para que los navegantes de la red puedan ver los insectos vivos.

A las personas les llama mucho la atención lo que vendemos y hace unos años nuestras carnes y productos prehispánicos se vendían solamente crudos, mas no se preparaban aquí, sino en restaurantes de Polanco o la Condesa. Así que nos da mucho gusto tener nuestro restaurante con nuestros productos aquí en el Centro Histórico.

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