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Opinión

¿Por qué no habríamos de quemarlo todo?

La primera vez que marché un 8M no era consciente de que yo también había sido víctima, y desafortunadamente no una vez

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Ayer por la noche recibí una llamada que me volvió a dejar helada: unos amigos cercanos estaban en la Fiscalía de Asuntos Sexuales. El contexto lo pueden intuir. “¿Hasta cuándo seguirá pasando?”, pensé. Se me quebró la voz y me llené de rabia y coraje otra vez porque hubo “una más”.

La primera vez que marché un 8M no era consciente de que yo también había sido víctima, y desafortunadamente no una vez —muchas— y en todas las formas (acoso, económica, laboral, psicológica, emocional) que ni siquiera puedo contarlas con los dedos de mis manos. La más grave sucedió cuando era niña: fui abusada sexualmente.

La primera vez que salí a las calles a gritar y a exigir el cese de la violencia contra nosotras las mujeres, lo hice porque un día me dijeron que “yo iba a ser parte de las estadísticas”. Pero en el fondo mi corazón sabía que tenía que hacerlo y no entendía ese sentimiento de miedo y culpa hasta después.

Fue en terapia cuando resurgió como una bruma gris un recuerdo que me había obligado a olvidar. Algo de lo que yo no estaba segura y que me costó mucho trabajo aceptar y entender: fui víctima de abuso sexual infantil, y a pesar de lo negro que pintaba todo, la luz había llegado después de tanta oscuridad.

“¿Cómo pasó?”, “¿Quién fue?”, “¿Por qué callaste tanto tiempo?”, ¿Por qué no dijiste nada?”, fueron las preguntas que escuché cuando por fin pude decirlo. Cuando mi voz habló por la niña que fui y que sobrevivió, cuando entendí que me quitaron la infancia, la dignidad y destruyeron mi identidad

¿Había respuesta? Claro que sí. Fue un familiar y hablé cuando estuve lista. Sí, treinta años después, ¿¡y qué?! Lo grité a los cuatro vientos en el chat familiar, donde estaba el abusador. Salieron tres o cuatro testimonios más del mismo perpetrador pero el silencio fue evidente. Mucha incomodidad. Terminé saliéndome de la conversación meses después pero yo por fin estaba tranquila, orgullosa y fuerte porque el abusador nunca más tendría la comodidad de mi silencio.

El apoyo de mi tribu, de mi familia nuclear, fue lo que me dio la fuerza para seguir con la frente en alto como hasta ahora. Hoy ya no me da vergüenza hablarlo y reconocerme como sobreviviente de violencia sexual infantil porque yo, como todas, nunca tuvimos la culpa. 

Mi historia, lamentablemente, se repite todos los días y en la mayoría de los casos, el victimario es del círculo cercano. Según la OCDE, México ocupa el  primer lugar del mundo en abuso infantil. Datos de Save the Children revelan que el 80% de los abusos sexuales a menores los cometen un familiar o conocido, y México Evalúa reporta que la violencia familiar y el abuso sexual están dentro de los mayores índices de impunidad.

Con estos datos, ¿por qué no habríamos de romperlo todo?, ¿por qué no habríamos de quemarlo todo?

Así que por todo esto y mucho más, por Ingrid, por Alejandra, por María, por Karen, por Ivana, por Daniela, por Tere y por Sandra, por Paty, por Milagros, por Alma Rosa, por Monserrat, por Alicia, por ti, hermana, por las que son sobrevivientes, por las que lamentablemente ya no están, hoy marcharé. Por ti, por mí y por todas.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de Capital 21 o C21Noticias

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Cartas al Centro Histórico | La Calle de las Novias

La famosa Calle de las Novias se encuentra ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en el barrio La Lagunilla

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La famosa Calle de las Novias se encuentra ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en el barrio La Lagunilla. Esta es recorrida por miles y miles de novias que en algún momento de su vida se dan la vuelta y han encontrado el vestido de sus sueños en este encantador lugar.

La Calle de las Novias también es conocida con el nombre República de Chile, que es la nomenclatura oficial y es continuación de Isabel la Católica. Esta hace esquina con otra calle llamada República de Honduras, en donde se encuentran actualmente distintos diseñadores de moda que luchan por rescatar y mantener viva la tradición de crear vestidos para fechas importantes en México.

Los locales comerciales que se encuentran en estas calles venden además toda una serie de artículos para las mujeres que se visten de manera especial para sus eventos festivos de boda o XV años; como los rosarios, las biblias, los ropones, los ramos, los zapatos, los trajes de los acompañantes y telas. Pero principalmente vienen a escoger los vestidos de novia y XV años, que son dos tradiciones que por fortuna siguen vigentes en nuestro México.

También estas calles son visitadas por turistas extranjeros desde hace muchos años, ellos admiran la creatividad de nuestros diseñadores y artesanos como parte importante del Centro Histórico. Además nos visitan compradores de diferentes partes de nuestro país, quienes siguen buscando aquí el vestido ideal para sus eventos.

Este texto es original y no ha sido modificado. Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de Capital 21 o C21Noticias
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Cartas al Centro Histórico | La Fonda mi Lupita y su receta de ‘mole nupcial artesanal’

Llevo más de 23 años cuidando nuestra receta y el negocio de mi familia. Mis padres murieron, así que ahora yo me mantengo al frente

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La Fonda mi Lupita se encuentra en el Buen Tono, el barrio gastronómico del Centro Histórico, donde se encuentran el Mercado San Juan y las tiendas de enseres y equipamiento para restaurantes.

El negocio comenzó hace mucho tiempo cuando la familia de mis tíos vendía birria, hasta que mis papás se hicieron cargo y decidieron cambiar de especialidad. Comenzaron vendiendo comidas corridas entre semana, pues el barrio es muy concurrido; estamos a espaldas del Metro Salto del Agua y venían muchas personas. Pero faltaba algo para los fines de semana, así que decidieron probar con la receta de mole de la familia. Así se comenzó a preparar el mole nupcial desde año de 1957.

Receta de ‘mole nupcial’

Mi papá fue don Rosendo Gutiérrez, él era originario de Santiago Tianguistenco y su esposa, mi mamá, Doña Jovita Zetina, originaria de Ocuilan de Arteaga, ambos municipios del Estado de México. Para la receta del mole fusionaron las recetas de mole que en respectivas familias tenían, creando así uno nuevo al que le llamaron “nupcial”, pues surgió del matrimonio culinario de las dos recetas.

Para prepararlo hay que cuidar que cada uno de los 20 ingredientes sean tostados, fritos y cocinados con el mayor esmero y de la forma tradicional. Se muelen y la pasta se sazona para tenerlo listo para usar. Los chiles los compran en la Central de Abastos de Toluca o en el estado de Zacatecas, pues usamos chile mulato recién seco, esa frescura le da el sabor especial a nuestra receta. Lo servimos aquí como platillo y también lo vendemos en frascos para llevar.

Para el 15 de diciembre también preparamos chiles en nogada con su receta original y es el único día que los ofrecemos, para darles la dignidad que merecen. Y para Navidad y Semana Santa cocinamos los romeritos con nuestro propio mole y también bacalao a la vizcaína.

Yo comencé a trabajar de manera esporádica en el negocio de mi familia a los 13 o 14 años. Conocí desde ese entonces las recetas y la forma de trabajar en el negocio. Hasta que me casé a los 21 años y me incorporé de manera formal al trabajo en el negocio. Llevo más de 23 años cuidando nuestra receta y el negocio de mi familia. Mis padres murieron, así que ahora yo me mantengo al frente, esperando a nuestros clientes todos los días de la semana.

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Cartas al Centro Histórico | El Gran Cazador México

“Tenemos hamburguesas de jabalí, cocodrilo o venado. Además de preparar los insectos con las recetas tradicionales”

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Es una carnicería muy especial en el barrio Buen Tono del Centro Histórico. Fue fundada hace 47 años por mi madre María de Lourdes García Villagrán. Una mujer mexicana que con tres hijos y la necesidad de sacarlos adelante, que puso en un inicio una pollería que sería el comienzo de una empresa mexicana dedicada a la venta de carnes y de productos prehispánicos.

De la pollería original, con el paso de los años se convirtió en una carnicería muy diferente a todas las demás, pues ofrecemos carnes exóticas. Vendíamos cabritos, lechones, conejo, lo tradicional de hace muchos años. La familia creció y de ser tres hermanos pasamos a cinco. Yo soy Fernando Velázquez el mayor de los hombres, aprendí bien el oficio y con los años de experiencia junto a mi madre me convertí en el director general. Ella se fue a Playa del Carmen y surte a los grandes restaurantes y hoteles.

No solo vendemos las carnes, pues a base de muchos años y de mucho trabajo logramos abrir nuestro propio restaurante dentro del emblemático y antiguo Mercado San Juan Pugibet. Nuestros padrinos en la inauguración fueron Yuri de Gortari y Edmundo Escamilla y nos dio mucho gusto contar con su respaldo, pues muchas personas que los conocieron venían y vienen a comer con nosotros o a comprar los ingredientes para la cocina prehispánica.

Nosotros nos especializamos en la venta, preparación y elaboración de alimentos exóticos. De los insectos vendemos hormigas chicatanas, escamoles, chapulines, ahuautle, acociles, entre varios más. Pero muchos clientes nos comentaban que no tenían capacidad para cocinar todas las carnes o productos y fue por eso que decidimos abrir el restaurante. Tenemos hamburguesas de jabalí, cocodrilo o venado. Además de preparar los insectos con las recetas tradicionales.

En la familia se dedicaron al comercio desde mis abuelos, y hoy en día mi hijo ya forma parte del negocio pero con una nueva visión, pues estudió comercio internacional y va transformando poco a poco la forma en que operamos el negocio. A veces nos confrontamos, pues yo tengo la experiencia y él la teoría. Pero al final nos complementamos y las cosas van avanzando bien.

Por ejemplo, con las carnes de león, jabalí o cocodrilo hacemos hamburguesas. Pero en vez de hacer una grande mi hijo sugirió hacer tres pequeñas para que un comensal pueda probar las tres diferentes. Y preparamos los complementos de salsas y aderezos de las hamburguesas. Todo eso se suma a las recetas tradicionales de la cocina mexicana que preparamos. Y se hacen muchos videos para que los navegantes de la red puedan ver los insectos vivos.

A las personas les llama mucho la atención lo que vendemos y hace unos años nuestras carnes y productos prehispánicos se vendían solamente crudos, mas no se preparaban aquí, sino en restaurantes de Polanco o la Condesa. Así que nos da mucho gusto tener nuestro restaurante con nuestros productos aquí en el Centro Histórico.

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